“Existen historias, relatos, y también anécdotas. Al igual, hay historiadores y los hay narradores. Batia combina todos en este delicioso tapiz que es su familia política saliendo de los morales crueles y helados de Europa Central para llegar a los idilios de Méjico. Con lujo de detalles y vocabulario rico en descripciones Batia recoge fotografías de antaño para hacernos entrar en la vida cotidiana de estos antepasados: sus personajes, lugares, y hogares. Uno no tiene que ser familia ni mucho menos de aquella zona para entra de inmediato y sentirse parte de ella. Pasan las páginas como pasaron los años, sin darse cuenta ni como ni cuando.

Nos trae el miedo, fiel compañero de toda familia judía durante toda su existencia en Polonia en medio de guerras y hambrunas. Nos habla del odio y las piedras que les lanzaban día a día, y seguían allí porque había ni forma de pensar en otro mundo más allá de su pueblo. Llegan a Méjico que para entonces debía parecer un cruce entre los jardines del Edén y Marte. Pero se radicaron sus antepasados políticos y de ello salió una nueva generación. Una amapola que llegó a brotar y hasta crecer entre cactus.”